Cristián Gómez Olivares Translations
NO NECESITAMOS DE LOS MOTELES MÁS QUE PARA FANTASEAR (una afirmación a pesar de todo)
Sólo tengo que enfrentarme a una mujer de carne y hueso. Su sombra está dibujada contra la pared. Suele acompañarme a estos lugares más por solidaridad que oficio. Se muestra indiferente ante el color de las paredes. Recupera la memoria cuando se enciende el televisor. Cuelga su cartera en el closet hasta ese entonces vacío. Y las camareras son prudentes al traernos algo de comer. No esquivan la mirada pero agradecen las propinas. Y cuando nos preguntan si vamos a quedarnos otra hora afuera está empezando a amanecer y cualquier pareja medianamente sensata daría una respuesta negativa. Los ruidos de la pieza de al lado parecen proferidos en una lengua extranjera imposible de traducir a esta hora de la madrugada
(y de la cual sería preferible no olvidarse en caso de que tuviéramos que emitir esa misma clase de sonidos sin despertar sospechas entre la multitud de esos guardias que nos rodean pero nunca llevan uniforme.
|
WE NEED MOTELS ONLY TO FANTASIZE (An affirmation in spite of everything) I have only to face a woman in the flesh. Her shadow is drawn against the wall. Se comes with me to these places more in solidarity than in service. Seems uninterested in the color of the walls. Recovers her memory with the sound of television. Hangs her purse in the closet, empty thus far. And the waitresses are discreet when bringing something to eat. They don't avoid our eyes but appreciate the tip. And when they ask if we're staying another hour, dawn is breaking outside, and any sensible couple would say no. The sounds from the room next door seem uttered in a foreign language impossible to translate at this time of morning
(a language we'd do well to remember in case we had to make that very type of sounds to remain trusty to the crowd of always vigilant guards who don't wear uniforms)
(Translation workshops: Spanish 301) |
NO SE EQUIVOCABAN LOS MAESTROS (museo de bellas artes, versión libre)
Alguien cree estar escribiendo en el fin del mundo, pero no puede negar que el camión de los helados está pasando nuevamente por el parque donde los niños se arremolinan a su alrededor y la
descripción del paisaje no ha cambiado porque el ojo del que mira no ha cambiado: confía impertérrito en que el mundo es una catástrofe tranquila, una reunión de nubes
diríase que de paso por el cielo sería el único argumento convincente para encerrarnos a conversar en un café :de cualquier cosa, menos de las nubes.
Nadie tiene ganas de salvarse de nada pero sí de tomarse un par de chelas, de las últimas profecías sobre algún remoto apocalipsis las palabras tienen poco que
decir: las danzas de la muerte, un anillo en el dedo de los que no alcanzan a apretarse el cinturón, aunque nada tengo en ello que ver la improbable falta de presupuesto:
y es cierto que no sabemos distinguir como le gusta enrostrarnos a los catedráticos de las plazas más preciadas entre el cierzo y el mistral, ok: touché. Así decía mi hermano
cuando hacíamos esgrima con palos de escoba y terminaba sacándome cresta y media cuando a los dos se nos pasaba la mano con el ardor de los guerreros: él moriría poco después, tendido
en una cancha de fútbol, mordiendo no sé si con desesperación el pasto, de seguro ya inconsciente, producto de una falla en el ventrículo derecho del conjunto arterial.
El camión de los helados pasa haciendo sonar la sirena, los niños están a punto de alcanzarlo y el conductor sólo piensa en lo fácil que será entregarle las planillas al supervisor del turno de las mañanas. |
THE TEACHERS WERE NEVER WRONG (Museum of Fine Arts, free version)
Someone believed to be writing from the end of the earth who can't deny that the ice cream truck is passing through the park again where the children swarm around it, and the
description of the landscape hasn't changed Because the eye of the beholder hasn't changed trusts unshaken that the world is a calm catastrophe, that a gathering of clouds
seeming to pass through the sky would be the only convincing reason to shut ourselves up and converse in a café: about anything but the clouds.
No one wants to save himself but maybe he'll drink a few beers, words have little to say about the last prophecies of a remote apocalypse:
Death's looming presence, a ring on the finger of those who can't seem to tighten their belts, although it has nothing to do with the unlikely lack of budget.
And it's certain that we don't know how to distinguish how the professors of the most esteemed establishments like to lecture us on differences between the Cierzo[1] and Mistral[2], ok: touché. So my brother said
When we would fence with broomsticks until I was soundly beaten when our hands were seized with the ardor of warriors: he would die a little later, lying
on the soccer field, gnashing desperately at the grass, surely already unconscious, because of a failure in his right ventricle.
The ice cream truck passes by, playing it's jingle, the children are almost there and the driver is only thinking of how easy it will be to report his earnings to the supervisor of the morning shift.
(Trans. Alexandria Alberto and Andy Wood)
[1]Characteristically cold and dry northwesterly wind coming off the coast of the Mediterranean Sea in Spain
[2]Characteristically cold and dry northwesterly affecting the valley of the Mediterranean Sea in southern France
|
QUE INACABABLE EMPIEZA
El mar se demuestra pero nadando. Los granjeros de la zona, al hacer la cosecha del maíz, tienen que tener cuidado de no electrocutarse con los cables del tendido eléctrico, derribados durante el último tornado. Al subirse a sus tractores comprados con un largo crédito que terminarán de pagar sus hijos, no debieran
estar tocando el suelo. Las estadísticas dicen que después de una tormenta los índices de accidentes laborales se incrementan en un doscientos por ciento, lo que da una cifra anual de un catorce por ciento acumulado en las últimas dos décadas. Las razones
(dicen los que saben) se pueden atribuir al aumento de la actividad meteorológica debido fundamentalmente a la deforestación de vastas zonas del área norte y a que las cosechas, sobreexplotadas por los biocombustibles, son cada vez más difíciles de cubrir por un sólo operario encargado de una cantidad creciente de acres. Como los cultivos orgánicos demandan
al menos dos o tres años manteniendo intacta la tierra, durante ese tiempo el pequeño propietario no recibe ninguna entrada, cero ingreso, lo que le significaría sobre endeudarse por echarse el destino del planeta sobre los hombros. Sus dos hijas salen a jugar al patio y él se pone a pensar en cuando sean grandes, en la universidad, en crecerlas. Hace cálculos, ve venir los años, una de ellas vuelve con un pájaro entre las manos: tiene un ala medio rota, pero quizás tal vez se salve. Y cuando lo llevan adentro, cuando lo comienzan a cuidar, las niñas vuelven con sus hijos,
se sientan a conversar con el abuelo que puede que otra vez les repita esa historia sabida de memoria en las sobremesas de la familia, de cuando era joven y le gustaba nadar y un día llevó muy lejos a la abuela,
hasta las playas de North Carolina para que ella conociera el mar y se decidiera por fin a casarse con un joven granjero del interior que recién había heredado un pedazo de la tierra y ni siquiera sabía como se arreglan los tractores, para que ella conociera el mar y le tuviera el mismo respeto que le tienen los marinos que nunca han sabido nadar ni tampoco necesitan aprender porque el mar no se explica ni se demuestra sino es con un par de estas palabras que lo miran desde el muelle golpear el muelle, da lo mismo que suba o que baje la marea los botes amarrados sólo esperan que amanezca para seguir estando allí amarrados.
|
SUCH AN ENDLESS BEGINNING
The sea only explains itself to those who swim. When the farmers of the region harvest the corn they have to be careful not to electrocute themselves on the wires brought down during the last tornado. They climb up onto their tractors, purchased on long-term credit that their children will finish paying for, because they shouldn’t
be touching the ground. Statistics show that the rate of industrial accidents increases by two hundred percent after a storm, which amounts to an annual sum of fourteen percent of all the accidents accumulated in the last two decades. The reasons
(experts say) can be attributed to the increase in meteorological activity caused by the deforestation of vast northern areas and to the fact that the farmers must work harder each year to harvest a growing quantity of acres. Because the cultivation of organic crops requires
that the soil lay undisturbed for at least two or three years, during this time the small farmer doesn’t receive any income, which is what it means to go into debt for shouldering the weight of the world. The farmer’s two daughters go out to play on the patio and he thinks about raising them, watching them grow up and go to college. As he does calculations, seeing the years come and go, one of them returns with a bird in her hands: it has a broken wing, but perhaps they can save it. When he brings it inside and begins to care for it, the girls come back with their children,
and after dinner they sit to chat with their grandfather, who once again repeats the story they all know by heart, about when he was young and he liked to swim and one day brought their grandmother
to the far off beaches of North Carolina so that she could know the sea, where she decided at last to marry the young inland farmer, who had recently inherited a piece of land but didn’t even know how to repair tractors, so that she could know the sea and have the same respect for it that sailors do, who never learn to swim but don’t need to, because the sea doesn’t explain itself unless it is with a pair of those words that can be seen from a dock, hitting the dock. No matter if the tide is rising or falling the moored boats only wait for dawn, when they will still be there, moored.
(Trans. Caroline Barr and Evan Tierney) |
FUNÁMBULA
Yo me he quedado mudo en la vida, y han pasado los días. Los días pasaban, unos tras otros, como los vagones de un tren. Nadie los esperaba en la estación. Nadie agitaba sus manos en el aire porque aún no se usaban ni las despedidas ni las bienvenidas en nuestro país ni se daban las gracias de antemano cuando nadie necesitaba darlas. Han llegado
hasta nosotros los frutos de la primavera, pero no la primavera. Tiéndete desnuda sobre la hierba, como una más de las palabras. Ni siquiera las obras completas de balzac te podrían dar una imagen verdadera de lo que fue esa francia decimonónica, realista, monetiana: tiéndete entonces y desayuna despreocupada del contraste entre tu piel y el telón de fondo dibujado por el bosque y el traje de tus acompañantes:
comparado con aparecer en el salón oficial de los rechazados poco son y despreciable gloria esos palmoteos en la espalda empuñando por si acaso algún puñal como quien consciente de tu futuro esplendor y dese mar que en tus cuadros tranquilo baña tus aguas
sabe ejercer el oficio de repartir con sutileza las migajas ( sin que se note el oficio la sutileza ni las migajas):
no es que el fruto esté maduro, es el árbol el que está cansado. A veces llegábamos a un balneario y yo me dormía inmediatamente. Pero es preciso señalar que me dormía no sin antes contemplar a una joven que se peinaba en el cuarto de enfrente. Esa
que después volvería a dar sus primeros pasos por esta playa de la mano de un pronombre que no es el mío ni le pertenece al trazo breve y fragmentario con que tratábamos de copiar no la luz, sino la impresión que esa misma luz
producía no en tus ojos pero sí en cambio en tu mirada, no en tu piel. Sí, sin embargo, en tu piel contra mi piel ( traje, vestimenta o atuendo: artificio o naturaleza que se distinguen con el roce de los cuerpos sobre el
mantel, sobre la tela o sobre la hierba).
Otras veces llegábamos a un bosque de eucaliptus, y la misma joven era quien se encargaba de poner el mantel en el suelo cubierto de hojas con olor a lluvia de verano. No obstante tu rostro de mitológica es lo único que te mantiene a salvo. Es como para esculpir por la noche una silueta
carnal pero de diosa, sutilísima pero al mismo tiempo tan romana y voluminosa como la tuya –para que después implacablemente la borre no la marea sino el oleaje, no el agua que quisiera escribir sino la espuma. Y sólo así justificar la obligación
de volver a trazar ese trazado durante todas y cada una de nuestras noches. Y yo no dejaba de pensar en el día menos pensado, y no dejaba de esperar el esperado día, en el cual recuperaría el uso de la palabra.
La tierra a la que vine no tiene primavera. Y estos, sin embargo, son sus frutos. |
THE TIGHTROPE WALKER
I have remained mute in life, and the days have passed. The days passed, one after another, like cars of a train. Nobody used to wait in the stations. Nobody used to wave their hands in the air because such things were not yet done in our country, neither for goodbyes nor for welcomes, nor to give thanks in advance when unnecessary. The fruits of spring
have arrived for us, but not the spring. Lay yourself naked upon the grass, like one more of the words. Not even the complete works of Balzac could give you a true image of what nineteenth century, realist, impressionist France was like: so lay yourself down and breakfast unconcerned with the contrast between your skin and the background drawn by the forest and the dress of your companions:
compared with being in the official room of the rejected these slaps on the back are small and despicable glory brandishing a dagger perhaps as one conscious of your future splendor and of that tranquil sea which in your paintings bathes your waters
he knows how to do the job of sharing with subtlety the crumbs ( without notice of the job the subtlety or the crumbs):
it is not that the fruit is ripe, it is the tree that is tired. Sometimes we arrived at a resort and I fell asleep immediately. But it should be noted that I slept not before first contemplating a young girl combing her hair in the room across the hall. She
who would later return to take her first steps along this beach hand in hand with a pronoun that is not I nor does it belong to the brief and fragmentary stroke with which we tried to copy not the light, but rather the impression which that same light
produced not in your eyes but instead in your gaze, not in your skin. Yes, but, on your skin against my skin (dress, clothes, or outfit: feigned or natural that are distinguished by the rubbing of bodies on the
tablecloth, on the fabric, or on the grass).
Other times we arrived at a eucalyptus forest, and that same girl was the one responsible for putting the tablecloth on the leaf covered ground with the scent of summer rain. Nevertheless your mythic face is the only thing that keeps you safe. It’s like sculpting at night a carnal silhouette but one of a Goddess, subtle yet still so Roman and voluminous as yours—so that after it is relentlessly erased not by the tide but rather by the swell, not by the water that would want to write but rather by the foam. And only thus justifying the obligation
to retrace that route during each and every one of our nights. And I didn’t stop thinking about the day least thought of, and I didn’t stop waiting for the anticipated day, in which I would recover the use of the word.
I’ve come to a land with no spring. And these, nonetheless, are its fruits.
(Trans. Devin Dilts, Elana Leopold, and Violet Schneider) |
GOLPE DE ESTADO, PRONUNCIAMIENTO MILITAR, VERSIÓN LIBRE (quidquid latine dictum sit altum viditur)
La cosecha de los granjeros murió debajo del agua. Ha llovido como en un diluvio. Con la venta de la producción de este año, algunos de ellos pensaban pagar el crédito renegociado durante la última baja de intereses decretada por la reserva federal. Pero ha llovido como en un diluvio. Otros tenían pensado invertir en la compra de ciertos equipos para sacarle mayor provecho a las semillas artificiales que hoy en día están disponibles para algunas de las frutas de la estación. Las pérdidas
se calculan en varios cientos de millones de dólares, pero soy incapaz de traducir esas cifras en un número que pueda calibrar. Con varios cientos de millones de dólares se solucionaría el problema habitacional de casi toda la ciudad de santiago. Los canales de regadío podrían reconstruirse. Los profesores obtendrían una remuneración acorde con todos los cursos de perfeccionamiento en que se han inscrito para nada. Los hospitales públicos, si tuvieran en sus manos esos varios cientos de millones podrían mejorar la oferta de camas durante los períodos más crudos de alerta ambiental cuando muchos niños de escasos recursos son devueltos a sus casas con una aspirina en la mano para enfrentar el virus sincicial. Sin embargo la cosecha completa de los granjeros yace ahora bajo el agua. En algún lugar, bajo toneladas de escombros y desperdicios repartidos en kilómetros a la redonda producto del último tornado. Dicen que tomará años volver a la normalidad. Los equipos de rescate no tardaron tanto en llegar como en creer lo que estaban viendo: no saldrían de su sorpresa
sino hasta después de que se convirtiera en comentario antiguo el recuerdo de ese año fatídico de las inundaciones, cuando todos tuvieron algo que perder y podían haber nombrado algo que no volvió cuando años después volvió esa normalidad que desde un principio nos advirtieron que llevaría años recuperarla
por completo. En los relatos bíblicos, una paloma fue la que les permitió avizorar la costa, no una gaviota. Aquí, sin embargo, no hay costas. Aquí sin embargo los cuervos son negros y un halcón flamea en la bandera, los espantapájaros continúan impertérritos su labor de vigilancia no importa que hoy en día ya no exista el enemigo y el maíz no sea un alimento, los guardianes del
mito son incapaces de ejercer otro oficio que no haya sido debidamente estipulado en los antiguos manuales de la retórica:
cualquier cosa en latín parecería profunda y verdadera. |
COUP D’ETAT, MILITARY UPRISING, FREE VERSION (quid quid latine dictum sit altum viditur)
The farmers’ harvest died underwater. The rain has come down in deluge. With the sale of this year’s crop, some planned to pay off their loans, refinanced during the federal reserve’s last decree to lower interest. But the rain has come down in a deluge. Others had thought to invest in certain equipment to reap the benefits of artificial seeds which are now available for some seasonal fruits. The losses
are calculated in several hundreds of millions of dollars, but I cannot translate these figures into a conceivable number. With several hundreds of millions of dollars the housing problem in most of Santiago could be solved. The irrigation canals could be rebuilt. Teachers Could be compensated for all the post graduate classes they have needlessly enrolled in. Public hospitals, if they had in their hands those several hundreds of millions of dollars could increase the availability of beds during the most severe periods of environmental alert when many children of little means are sent home with an aspirin in hand to face the syncytial virus. Nevertheless, the farmers’ entire harvest now lies underwater. Somewhere, the last tornado has left miles of land in ruins beneath tons of rubble and waste. They say that it will take years to return to normal. Rescue teams were quick to arrive but slow to believe their eyes: they couldn’t overcome the shock
until after they banished that fateful year of floods to the far reaches of their memories. That fateful year, all had something to lose and could name something that did not return, when, years later, normal life returned, which we had always known would take some
time. In biblical stories, a dove guided them to shore, not a gull. Here, however, there is no shoreline. Here, however, crows are black and a falcon blazes on the flag, undaunted scarecrows continue their vigilant surveillance regardless of the enemy that no longer exists and the corn that no longer nourishes, the guardians of
myth are incapable of filling any position which has not been properly outlined in the old manuals of rhetoric:
anything said in Latin would seem good and true.
(Trans. Phoebe Reed and Tracy Glazier |
DOMINGO POR LA TARDE
En el cuarto de al lado escucho los quejidos de alguna pareja, la división capitalista del trabajo y las tarifas del servicio telefónico
contribuyen de igual manera a que uno se pase la tarde sin pronunciar palabra: domingos por completo en blanco donde el hecho objetivo de la soledad difícilmente podría conseguir
el adorno de alguna excusa, algún nombre para exornarlo como dudosa compañía. Los fantasmas de la juventud recién perdida se mezclan con los fantasmas de la madurez que aún no llega, un limbo parecido al del idioma en el que todos se comunican con señales aunque tengan ganas de salir gritando. Yo mismo quisiera salir gritando
en busca de alguna leyenda, los jumpers maltrechos de bertoni, el orompello del tomás, la cristalería
frente a frente a un elefante. Vuelvo los ojos hacia la puerta pero no consigo que se acerque nadie
a tocar. Ninguna colegiala alegre vestida de colegiala, ningún zombie por las calles de concepción.
Al elefante que está parado en la ventana: sólo le pido que empiece luego a recordar. |
SUNDAY AFTERNOON
From the room next door, I can hear the murmurs of lovers, the capitalist division of labor and long-distance telephone rates
each contribute to my spending the afternoon in silence: on lonely Sundays the goal of my solitude is to pursue the relief of an excuse, a fantasy, anything to
accompany me like an unlikely visitor. My lost memories of youth mingle with the unlikelihood of my maturity, a limbo that resembles the frustration of communicating in an unspoken language when all you want is to run screaming. I wish I could run screaming
in search of a myth to call my own, Bertoni’s battered jumpers, Tomás’ Orompello,[1] face to face
with an elephant in a crystal shop. I return my gaze to the door but no one comes
to knock. No cheerful schoolgirl dressed in uniform, no zombie wandering the streets of concepción.
And to the elephant standing in the window: please wait a while before you begin to remember.
(Trans. Sarah Koatz and Emma Posner)
[1] Claudio Bertoni and Tomás Harris are well-known Chilean poets. Bertoni is known for writing about females as objects of desire, often referencing schoolgirls. Tomás Harris’s poetry takes place in urban settings, such as the neighborhood of Orompello in the city of Concepción, Chile. |
LA TIERRA A LA QUE VINE NO TIENE PRIMAVERA (el viento hace a mi casa su ronda de sollozos)
I.- No me gusta manejar de noche –dijo– siempre le he tenido miedo tanto a la oscuridad como a los animales, pero en algún punto ciego a medio camino entre las luces del auto y donde quiera que esté el horizonte
-esa tierra de nadie que son las carreteras interestatales- el universo encerrado que va de una granja hasta la otra granja y el infinito terror que se encierra en la mirada de los guardias del supermercado que siempre sonrientes
te invitan a volver cada vez que te parezca necesario: el desvío hasta las próximas ciudades es un anuncio de lo que probablemente nos espera: aves migratorias que han decidido mucho antes que nosotros su partida.
Pero le dije a mi mamá que nos guardara la pieza del segundo piso, esa con un balcón que da hacia un recodo del lago donde los patos silvestres todavía le temen a las chaquetas grises y el sigilo de los cazadores: no me gusta manejar de noche –agregó–
porque cada vez que salimos, en el informe de carreteras hay alguna noticia de alguien muerto en esos infaltables accidentes que siempre se repiten con una tenacidad que a mí me gustaría dedicarle a ciertas labores domésticas.
Le oí decir a uno de tus tíos que tus parientes del otro estado han tenido ciertos problemas legales con la sucesión de tierras después de la muerte del último de los abuelos. Y en el matrimonio de tu prima, la menor de sus hermanas perdió los estribos cuando supo que su antiguo novio había llegado a la fiesta con la misma compañera de su oficina por la cual la había dejado no más de seis meses atrás. La noche se tarda en caer como si fuera una
advertencia del paisaje. No me vendría mal, supongo, uno de esos cambios de ambiente que tanto recomiendan los siquiatras como si tuvieran alguna especie de convenio con las agencias de viaje de la nación.
II.- Mientras el agua hierve en la cocina y el televisor no puede dar con el tono adecuado para la representación de nuestra comedia: así entonces no podrás recriminarme por mantener la frente en alto tal como lo hicieran los poetas del mediodía que de entre un sinfín de nombres inexistentes o imaginarios no vieron la necesidad de hacerlo calzar con las exigencias reaccionarias de un sólo cuerpo ni de una sola mujer (esto no dice nada del fondo ni de la forma. Y aún así es totalmente relevante, porque en este informe podemos darnos cuenta que el desgaste de materiales es una de las principales razones del colapso de muchas construcciones que, sin haber cumplido aun con su vida útil, a causa de la erosión proveniente de distintos factores de la vida cotidiana son incapaces de soportar el desgaste que ésta implica.
III.- Pero no se puede negar que han hecho lo suyo. Las empalizadas protegen ambas riberas del río y para este invierno no hay nadie que razonablemente pudiera temer por algún desborde u otras catástrofes.
Es más: a medida que pasa el tiempo de vez en cuando se echan de menos esas historias donde algún muchacho cumplía con el papel del héroe y no teníamos que pasarnos las tardes enteras discutiendo quien
sería el ganador en esta temporada. No hace falta saber leer lo que dicen las estrellas para estar seguros de la necesaria austeridad de tus presagios: dos o tres hijos ya sería considerado como un milagro y
los mayores caerían de rodillas implorando bondad también para sus cosechas (el tractor está averiado aunque las trilladoras son último modelo. Los hijos de sus hijos tuvieron la oportunidad de estudiar
y no la desaprovecharon. Hoy deben andar por la treintena pero hace años que ya han formado familia, a veces se los ve los domingos por la mañana atentos al sermón
aunque tienen sus propias ideas: sus mujeres han parido en una piscina para que esos niños no cambien tan temprano de elemento (no saben sin embargo que los peces abisales son insensibles
a la luz y su progenie podría ser una prole de amnióticos y de ciegos, de escafandras puestas a funcionar en la agorafobia de las praderas, antes o después
del límite del próximo condado. No me gusta manejar de noche, no me gustan los avisos publicitarios en la carretera ni defender a nuestro país de las agresiones
extranjeras ni aprovechar nuestro verano en las playas del caribe ni me importa que lo que ocurre en las vegas quede en la vegas: mi hermana se casó con un doctor que es
todo un gentleman, mis compañeras de curso están trabajando en compañías aseguradoras y son capaces de pasar la noche en el gimnasio después de haber amamantado a cinco hijos.
Daddy came back from Vietnam, although I think he never was the same, at least that's what Mom told us once: la casa sin embargo está pagada y el hospital donde
se atienden los veteranos de guerra no está a mucho más de una hora. A veces nos sentamos todos juntos a ver una película como si tuviéramos
de nuevo cinco años: nada me importa tanto como el hecho de que la película vuelva a terminar de la misma manera en que terminaba entonces. El cadáver
que plantamos el año pasado en el jardín ha empezado a retoñar, ya está dando sus primeros frutos, la escarcha repentina que ha caído algunas noches no ha podido estropearle
el lecho:
el viento hace a mi casa su ronda de sollozos. Las praderas que me rodean son un mito y sin embargo están allí. Podría perderme en esta tierra, toparme con los cadáveres de los
hombres que lucharon por quedarse en ella sin que nadie pueda discutir su triunfo. Se diría que la siguen defendiendo del peligro que representan
los profesores recién llegados, las cajas de la mudanza, los cuadros envueltos en una cinta que dice frágil y esas palabras desconocidas que nadie entiende todavía y algunos se empeñarán por no entender. La intemperie
es una bienvenida que habla siempre el mismo idioma. |
I’VE COME TO A LAND WITH NO SPRING (the wind is weeping around my house)
I.- I don’t like to drive at night – he said – I’ve always been very afraid of darkness, like animals, but at some blind spot halfway between the headlights and where the horizon would be
- that no man’s land of interstates – (the enclosed universe that goes from one farm to another and the infinite terror in the stares of the supermarket guards that, always smiling,
invite you to return when you find it necessary) the exit to the next cities is a sign of what probably awaits: migratory birds that have decided to depart long before us.
But I told my mother that the second floor room would keep us safe, the one with the balcony that overlooks the lake where the wild ducks still fear the grey jackets and stealth of the hunters: I don’t like to drive at night – he added –
because every time we leave, in the traffic report there is news of someone dead in those inevitable car accidents that always happen with tenacity that I would rather see dedicated to certain household labors.
I overheard one of your uncles saying that your out-of-state relatives have had certain legal problems with inherited lands after the death of your last grandparent. And at your cousins wedding, her youngest sister lost her mind when she found out that her ex-boyfriend had arrived at the party with the same coworker that he had left her for only six months prior. Nightfall is delayed as if it were a warning from the landscape. It would do me well, I suppose, one of those changes in my environment that the psychiatrists have so often recommended as if they had some type of agreement with national travel agencies.
II.-
While water boils in the kitchen and the television no longer masks our well-rehearsed fiction: you can no longer reproach me for keeping my head held high as troubadours did with an endless amount of non-existent and imaginary names, which they did not find necessary to make fit with the reactionary demands neither of a lone body nor of a lone woman (this explains neither meaning nor form). And even so it is completely relevant, because through this report we realize that the wear on materials is one of the main reasons for the collapse of many constructions that, without having been completed in its lifetime because of the decay due to various factors of every day life,
are unable to withstand the wear that this implies.
III.
Doubtless, they’ve done what’s theirs to do. The palisades protect both banks of the river and this winter there is no one who could rationally fear a flood, or any other catastrophe.
What’s more: as time goes by, once in a while they miss those stories where a boy would play the hero and we didn’t have to spend whole afternoons arguing who
would be that season’s winner. They don’t need to know how to read the stars to be sure of the necessary severity of your omens: two or three children would be considered a miracle and
the oldest would fall to their knees pleading goodness for their harvests (the tractor is broken though the threshers are new. The children of their children had the chance to study
and didn’t waste it. Today they must be in their thirties but for years now they’ve been a family, sometimes they’re seen on Sunday mornings intent on the sermon
though they have their own ideas: their wives have given birth in a basin so those kids aren’t pushed out of their element too soon (they don’t know that abyssal fish are insensitive
to light and their offspring could be a line of amniotics and blind kids, of diving suits put on to curb the agoraphobia of the meadows, before or after
the next county line. I don’t like to drive at night, I don’t like the billboards on the highway, defending our country against foreign
aggression, or taking advantage of our summer on the beaches of the Caribbean nor does it matter to me that what happens in Vegas stays in Vegas: my sister married a doctor who is
a real caballero, my classmates are working for insurance companies and can spend the whole night in the gym after having breastfed five children.
Daddy came back from Vietnam, although I think he never was the same, at least that’s what Mom told us once[1]: still the house is paid for and the hospital where
they take care of war veterans isn’t much more than an hour away. Sometimes we all sit together to watch a movie as if we were
five years old again: nothing matters as much as the fact that the movie finishes in the same way it used to. The body
we planted last year in the garden has begun to blossom, it’s already giving its first fruits, the sudden frost that has fallen at night has not been able to damage
its bed:
the wind is weeping around my house. The meadows that surround me are a myth and still exist. I could lose myself on this earth, cover myself with the corpses of the
men who fought to stay here without anyone to argue against their victory. One would say that they continue defending this place from
the professors recently arrived, the moving boxes, the paintings wrapped in tape that says fragile and those unfamiliar words that still nobody understands and some indebt themselves for not understanding. The street
is a welcoming that always speaks the same language.
(Trans. Meredith Legg, Tyler Mehegan, Dan Naparstek, Limor Finkel, Billy Manchuck, and Alex Streim) [1] The first part of this stanza appeared in English in the original. |