Miguel Ángel Zapata Translations
Una puerta El domingo pasado leía con esmero a Francis Ponge. Callado me decía: abraza una puerta, siente el umbral de sus arcos, atraviesa su temor hacia el aire nuevo de su aldaba. Ahí está la poesía. Mira los pinos como vuelan con el viento del norte, como se balancean con la luna desteñida. Mira las aves, siente su vuelo, y después ve a casa y escribe sin parar. No te canses de mirar el florero de cristal que corta la luz de la persiana y la desvía hacia tus dedos. Aquella piedra cadmia y las altivas señoras de Vikus fermentándose en la chicha con su sabor a pescado fresco. Huele su pelo, viaja por la humedad de los bosques encendidos, aquellos que solo se ven en la noche de las ranas y los tulipanes. Los bosques son hermosos, son profundos pero a veces te mienten sin titubear. El agua te lleva por las calles de tu ciudad sin nombre, navegando por el mar sin los veleros absurdos de los sueños. Huele el agua salada de la arena mojada con el agua del tiempo. Escribe sin parar. Mira la ventana, está nevando. Ha nevado toda la noche y solo deseas escribir y escribir mientras el cielo es una tinaja gris, una casa olvidada en plena calle. |
A Door Last Sunday I was carefully reading Francis Ponge. He quietly said: embrace the door, feel the threshold of its arches, cross its fear toward the new air of its doorknob. There is the poetry. See the pines as they fly with the wind from the north, as they sway with the faded moon. See the birds, feel their flight, and then go home and write without pause. Do not tire of looking at the glass vase that reflects the light from the shutter and diverts it towards your fingers. That cadmium stone and the haughty women from Vikus drowning themselves in chicha and its flavor of fresh fish. Smell their hair, travel through the moisture of the lit forests, those that are only seen the night of the frogs and the tulips. The forests are beautiful, they are profound but sometimes they lie to you without hesitation. The water takes you through the streets of your nameless city, sailing through the ocean without the absurd sailboats of dreams. Smell the salty water of the sand wet with the water of time. Write without pause. Look at the window, it is snowing. It has snowed all night and you wish only to write and write while the sky is a gray jar, a forgotten house in the middle of the street. Trans. Jasmin Hernández |
The Village Apariciones breves Después de tantas lluvias una pizca de sol se asoma entre Cuando sale el sol los escaparates del día se abren con En la vieja Villa, las mujeres dejan que el viento les levante Después de tantas lluvias me asomo por estas calles como |
The Village A brief appearance After all the rain, a ray of sun peeks through When the sun rises the shop windows open as do those of In the old Villa, women let the wind lift After all the rain I walk through these streets like Trans. Sophie Leonard |
El cajón peruano A Pomadita Lazón y Canano Barrenechea, in memoriam La madera y el latido del corazón se reconocen/ su tonada es baile que retumba en la vida plena/ en esa voz que sube por el humo de la noche/ es esa voz que se alitera y nunca cesa/ delirio ronco que brama sin retorno/eco de un mar desconocido por la lágrima/ sollozo que no gotea sinsabores… Planicie de tonderos/ carmesí de yaravíes/ nido de polkas/avispero de cumananas/redoble de picarones… Tocar el cajón como escribir un poema: el cordel del silencio siempre te acecha para que oigas la música que sale del vacío/ de ese hueco memorioso que bulle con la voz entonada sin tiempo Escribes con los dedos el pentagrama de algo azabache, de algo oscuro como el poema del rio/ como cinco esquinas al amanecer/ como esos barrios altos de regocijo y marinera/ como el canto inusitado de una Victoria definitiva… |
El cajón peruano. In memory of Pomadita Lazón and Canano Barrenecha The wood and the heartbeat know one another/ its tune is the dance that echoes in the full life/ in this voice that rises by the smoke of the night/ it is that voice that is the alliteration that never ceases/ hoarse delirium that roars without return/ echo of a sea unknown by the tear/ sob that does not leak troubles… Plain of tonderos/ crimson of yaravíes/ nest of polkas/ hornet’s nest of cumananas/ roll of picarones… Playing the cajón is like writing a poem: the string of silence always lurks so that you hear the music that comes out of the emptiness/ from that hollow memory that boils with the voice in tune without time You write with your finger the pentagram of something jet black, of something dark like the river poem/ like Five Corners at dawn/ like those distinguished neighborhoods filled with rejoicing and seafaring/ like the unusual singing of a definitive Victory… Trans. Alberto Martínez |
El árbol de la dicha Para Rose Shapiro, in memoriam El árbol de la dicha te dice al oído: Este cáliz se levanta solo el aire sabe del río y de su bruma/ |
The Tree of Happiness In memory of Rose Shapiro The tree of happiness whispers to you: The calyx lifts only the air knows of the river and its mist/ Trans. Will Fearnley |
Visión del paraíso (Tilsa)
El pez dorado mira la nube atravesada por una rana. Yo quiero ser el tronco que se desplome en el vacío de la niebla, me dice la rana. Yo siempre salto hacia delante, voy de prisa pero El sauce llora de verde la caída de las sombras. En el corral están el bien y el mal como una fortaleza de hielo. Una mujer callada bajo la sombra de la luna mira mi desierto. Salpica el cortejo de la luna, su paraíso te enceguece como un cuervo partido por el sol. |
Visions of Paradise (Tilsa)
The golden fish watches a frog pass through a cloud. I want to be the log that crashes in the emptiness of the I always leap forward, rushing but The willow weeps green the fall of the shadows. In the corral are good and evil like a fortress of ice. A quiet woman under the shadow of the moon sees my desert. The moon’s entourage splashes, its paradise blinds you like a raven split by the sun. Trans. Kathryn Collier |
Las velas Una vela blanca se retuerce en la trompa del oro y La palabra es más fina que las partículas del oro y la Una vela es una sílaba que humea en mis papeles Las velas son grutas de cera que traen toda la fe y Su flama es la señal del viento controlado, la serenidad Una vela blanca para encender la noche de los ciegos. Cada noche hay una vela blanca que me reclama, una |
The Candles A white candle twists in the stalk of gold and Words are finer than particles of gold or A candle is a syllable that smolders on my yellowed Candles are waxen grottos that hold within them Their flame is the sign of the restrained wind, the serenity A white candle to brighten the night of the blind. Each night a white candle claims me, a Trans. Alexa Hiley |
Mi loro ha muerto
Mi loro ha muerto en una clínica de Huntington. Su vida fue un milagro. Era la envidia de todos los pájaros del vecindario. Cantó durante cinco años una pieza de Boccherini y un par de rancheras mexicanas que se sabía de memoria. En sus días agitados silbaba a las muchachas que pasaban por la acera de mi casa. Cuando estaba alegre, la casa era un jolgorio. Sus silbidos armoniosos contagiaban de alegría a los pericos envidiosos de la otra jaula. Yo mejor hubiese sido canario, me decía: la muerte es una canción de cuna bajo un tremendo álamo que nos protege. Al álamo le gusta su familia, y deja caer sus hojas como moneda ensangrentada. Es uncielo enorme desde donde se ven las cascadas, las alas de las aves que retornan a ver el agua del principio. Hoy estoy triste. Mi loro era un pedazo de cielo en este mundo de miedo. |
My Parrot Has Died
My parrot has died in a clinic in Huntington. His life was a miracle. He was the envy of all the birds in the neighborhood. For five years he sang a Boccherini piece and a few Mexican rancheras that he knew by heart. On his excited days he would whistle at the girls who walked along the path by my house. When he was happy, the house was in revelry. His harmonious whistling spread joy to the envious parakeets in the other cage. Better I had been a canary, he told me: death is a lullaby under a tremendous poplar that protects us. The poplar is fond of its family, and sheds its leaves like blood-stained coins. It is an enormous sky from where to watch the waterfalls, the wings of birds that return to see the water of all beginnings. I am sad today. My parrot was a piece of heaven in this world of fear. Trans. Margaret Ramey |
Un perro negro en Vallarta dice
No sé cómo no estoy muerto por la bruma ahora que el mal es como una ola dorada o un dulce para la felicidad. Siento que el mundo se nos va yendo como esta lluvia que no moja ni humedece. El contraste de las olas perfila un nuevo aliento para los días que vendrán: yo soy la pesadilla del sol, me repito mientras nado contra la corriente como un salmón enloquecido. Sé que nadie nota mi estilo pero aquí nado de ida y vuelta con soltura, y la luna ni siquiera me mira de reojo. No te diré cuánto he caminado ni cuánta arena tragué este verano. Tal vez tampoco tú me quieras decir nada del arte de la soledad o del bronceado desnivelado de tu cuerpo, pero te conozco bien, y sé a qué vienes a caminar por estas playas donde hay tanta gente que no puedo distinguir a nadie. Me he convertido en una estatua de sal pero he sentido momentos increíbles de verdadera felicidad. Soy un perro marinero y ladro. Mírame cómo acaricio un sueño ahora que repito el canto de las sirenas. Esa memoria que se me va en el aire salado de este mar vuelve cuando no la pienso. Porque yo también tengo mi historia que contar, prados y mares aún por recorrer. Entiendo perfectamente que tengo alma por esa mi invencible melancolía, y por el brillo natural de mis ojos negros. A mí me enloquece el mar azulino, las piedras de la arena que incendian el viento. Mira todo este cielo que me disfruta sin conmoverse, el cadmio del mar, en traslación siempre. |
A Black Dog in Vallarta Says
I do not know how I am not dead from the mist now that evil is like a golden wave or a candy for happiness. I feel that the world is leaving us like this rain that neither soaks nor dampens. The contrast of the waves outlines a new breath for the days to come: I am the nightmare of the sun, I repeat to myself while I swim against the current like a crazed salmon. I know that no one observes my form but here I swim back and forth with agility, and the moon does not even look at me out of the corner of its eye. I will not tell you how much I have walked or how much sand I swallowed this summer. Perhaps you do not want to tell me anything of the art of loneliness or of the uneven tan of your body, but I know you well, and I know why you come to walk along these beaches where there are so many people that I cannot recognize anyone. I have become a statue of salt but I have felt incredible moments of true happiness. I am a sea dog and I bark. Watch how I cherish a dream now that I repeat the song of the sirens. That memory that leaves me in the salty air of the sea returns when I do not think it. Because I also have my story to tell, meadows and seas to explore. I understand perfectly that I have a soul because of my insurmountable melancholy and the natural sparkle of my black eyes. The azure ocean, the stones in the sand that set fire to the wind drive me mad. Look at all of this sky that enjoys me without being affected, the cadmium of the sea, in constant translation. Trans. Leah Maciejewski |
Todavía La vida es una piedra en el suelo, La vida salta por el aire que da al jardín. La vida es todavía. La vida es una naranja sobre un mantel rojo, La vida es una pluma, un magnolio que no llora. |
Todavía Life is a stone on the ground, Life jumps through the air to the garden, Life is a continuum. Life is an orange on a red tablecloth, Life is a feather, a magnolia that does not weep. Trans. Kevin Crotty |
Un pino me habla de la lluvia Para mi hijo Christian Miguel La bicicleta de mi hijo rueda con el universo. Es sábado y paseamos por la calle llena de pinos y enebros delgados que se despliegan por toda la ciudad. El sol cae en nuestros ojos por la cuesta mientras volamos con el aire seco del desierto y los piñones ruedan por las calles con el viento. El sol baja a las seis de la tarde en el invierno, y se va escondiendo por los cerros que se enrojecen con su sombra. Los ojos de mi hijo brillan como perlas y me dicen algo inexplicable. Las ruedas de la bicicleta mueven el mundo, muestran su agilidad y la gravedad del aire. El timbre se escucha como la buena nueva de la mañana: sus anillos de metal alegran la cuadra y forman ondas que trepan con los pinos hasta el cielo. |
A Pine Tree Tells me of the Rain
For My Son Christian Miguel My son’s bicycle rolls with the universe. It’s Saturday and we wander through the street lined with pine trees and slender junipers that emerge throughout the city. The sun falls over the hill and into our eyes while we are carried by the dry desert air and the pine cones roll through the streets with the wind. The sun sets at six in the evening during winter, and hides away behind the hills that redden with its shadow. My son’s eyes gleam like pearls and tell me something unexplainable. The wheels of the bicycle move the world, showing their agility and the intensity of the air. The bell is heard like good news in the morning: its metal rings enliven the block and form waves that climb with the pines up to heaven. Trans. Jake Kaplove |
Pennsylvania Station La estación es una pequeña aldea desordenada: la gente vuela persiguiendo un tren, una pesadilla o la continuidad del sueño. Caminamos en un centro comercial o una gran tienda de maniquíes automáticos, una enorme jaula donde nunca se ve el sol. Tú pasas mirando las llamaradas de los trenes que encienden su cabellera como dioses de metal. Cada tren tiene su propia voz, es un libro abierto hacia la vida, o tal vez un dolor escondido en cada rostro. Por eso cuando te sientas en el último vagón abres el libro de la vida dulce, y olvidas las ventanas que te acechan en cada paradero. La gente sube y baja y cree comunicarse a través de textos indescifrables en los teléfonos móviles, quizás para suplir la soledad del encuentro, el miedo de mirarse a los ojos fijamente para decirnos la certera verdad que nos aterra. |
Penn Station
The station is a disorderly little village: people fly pursuing a train, a nightmare or the continuation of a dream. We walk through a mall, or a giant store of automated mannequins, a vast cage where the sun is never seen. You go by watching the glare from the trains with their manes alit like metal gods. Each train has its own voice, it is a book open towards life, or maybe a grief hidden in every face. For this reason when you sit in the last car you open the book of the sweet life, and forget the windows that watch you at each stop. People come and go and believe they communicate through indecipherable texts on cell phones, perhaps to compensate for the loneliness of each encounter, the fear of looking each other squarely in the eyes to reveal the exact truth that horrifies us. Trans. Justin Lipton |
Los canales de piedra Vine a Venecia a ver a Marco Polo pero su casa estaba cerrada. El segundo piso lo vi desde una góndola y le tomé una foto a los geranios de su balcón. El agua del canal es de un verde raro, tal vez sea una combinación del tiempo, los vientos, o la tenue luz de sus callejones de piedra. Vivaldi aquella noche estaba dando (como de costumbre) sus clases a las niñas del coro. Corelli fue su invitado de honor. Después de uno de los conciertos del cura rojo nos fuimos a la plaza San Marcos a beber vino en El Florián. Marco me decía que no permaneciera por mucho tiempo en ninguna parte del mundo. El mundo es como la plaza de San Marcos, murmuraba, hay que cruzarla miles de veces para que puedas ver las verdaderas aguas del tiempo. Al otro lado de la plaza está la vida escondida con el vino derramado por la muerte. Venecia es nuestra solo por esta noche: después hay que abandonarla como a las mujeres de Rialto. Siempre hay algo extraño y hermoso en los geranios púrpuras del Mundo. Yo solo escribo lo que veo, por eso camino. Sigamos hacia la cumbre para ver los canales desde el cielo de la noche. Después pasemos a la Basílica a poner unas velas a mi madre: ella está viva, tiene la memoria de los ríos. A veces imagino ciudades, como tú, una ciudad dentro de otra, una plaza es mejor que todos los rascacielos del mundo. San Marcos es mi plaza, mi vida, o sea como las alas de las palomas. Esta noche no daré clases a las niñas del coro en el Hospicio de la Piedad, dijo el cura rojo. Entonces, Marco, veloz como de costumbre nos dijo: naveguemos mejor por los cuatro ríos sagrados esta noche. Busquemos el pecado, pidamos perdón a los cielos por no habernos bebido todo el vino y amado a todas las mujeres de Venecia. Venecia, 17 de julio, 2007 |
The Stone Canals I came to Venice to see Marco Polo, but his house was locked. I saw the second floor from the gondola and I took a photo of the geraniums on his balcony. The water of the canal is an unusual green, perhaps the combination of time, the winds or the faint light from its stone alleyways. That night Vivaldi was directing (as usual) the girls’ choir. Corelli was his guest of honor. After one of the red priest’s concerts we went to the Plaza de San Marcos to drink wine in El Florián. Marco told me never to remain in one part of the world for too long. The world is like Piazza San Marco, he whispered, you have to cross it thousands of times in order to see the true waters of the ages. On the other side of the plaza is life hidden in the wine spilled by death. Venice is ours for this night only: then we must abandon it like the women of Rialto. There is always something strange and beautiful in the purple geraniums of the World. I only write what I see, so I walk. Let us continue towards the summit to see the canals from the night sky. Then let us stop by the Basilica to light candles for my mother: she is alive, she has a memory like rivers. Sometimes I imagine cities, like you, one city within another, one plaza is better than all the skyscrapers in the world. San Marco is my plaza, my life; that is, like wings for doves. Tonight I will not direct the girls’ choir at the Ospizio della Pietà, said the red priest. Then, Marco, quick as usual told us: Tonight, let us sail the four holy rivers. Let us seek sin, let us ask for forgiveness from the heavens for not drinking all the wine and loving all the women of Venice. Trans. Devon Bonney |
Sargento Terrier En memoria de un gran Can El jueves pasado mi perro murió atropellado por un carro negro. En realidad era el perro de mi hijo, pero Sargento era de toda la familia, incluyendo a la gorda Penny, su amiga de tanto tiempo. Lo cierto es que ese maldito día el viento soplaba como un huracán y la puerta del jardín cedió y se abrió de par en par. Sargento no estaba acostumbrado a salir solo a la calle, pero siempre sintió curiosidad por merodear las cuadras de mi barrio. Él sabía que era más veloz que un gato. Era un perro explorador, viajero incansable, y el cazador más temido por los pájaros. Salí de pronto en busca de mi perro. Di la vuelta a la esquina corriendo, todas las cercas y los postigos estaban abiertos. El viento violento no me dejaba caminar. Finalmente doblé en la esquina de la avenida y fui en dirección al colegio. No había nadie. Regresé a casa y monté en mi bicicleta para salir a buscarlo. En ese momento pensé en las ventanas del mundo y quise abrazarlas a todas, y recordar mi primera ventana frente al mar. Tenía que subirme en una silla para mirar el polvo cubriendo las casas a lo lejos. A veces la luna y el cielo parecían un enorme mar. También vi a Sargento o Sargy (como le decían mis hijos) trepado en la ventana de la casa, moviendo su colita, o alegre en la ventana de mi carro azul, con su lengua afuera, bostezando de felicidad. Volví a dar varias vueltas y el viento no me respondía. Pasaron dos horas y recibimos una llamada telefónica del veterinario del barrio “Lo siento mucho”-me dijo- su perro está agonizando, y no hay nada que podamos hacer. Lo encontraron tirado en una vereda, el mayor daño había sido en la cabeza. El gran filósofo Sargento se estaba yendo a escarbar otras arenas, y a recordarse que tenía alma, y que alguna vez se deleitó con Mozart, y que nunca tuvo memoria, por eso fue feliz. |
Sargent the Terrier In memory of a great Dog Last Thursday, my dog was killed by a black car. Actually, he was my son's dog, but Sargent belonged to the whole family, even to fat Penny, a long-time friend. The truth is that on that cursed day the wind was blowing like in a hurricane and the door to the garden gave in and opened wide. Sargent wasn't used to being out alone on the street, but he always felt a curiosity towards prowling the blocks of my neighborhood. He knew that he was faster than a cat. He was an explorer, an untiring voyager, and the hunter most feared by the birds. I left quickly in search of my dog. I turned the corner running, all of the gates and shutters were open. The violent wind would not let me walk. Finally I turned at the corner of the avenue and went towards the school. No one was there. I returned home and rode my bike in search of him. At that moment I thought about the windows of the world and I wanted to hug them all, and to remember my first window to the sea. I had to climb onto a chair to look at the dust covering the houses in the distance. Sometimes the moon and the sky seemed like an enormous sea. I also saw my dog Sargent or Sargy (as my children called him) on the window of my house, tail wagging, or content in the window of my blue car, tongue waggling, yawning with happiness. I went around the block several more times and the wind didn't answer me. Two hours passed and we received a phone call from the local veterinarian. "I'm so sorry" he said, "your dog is dying, and there is nothing we can do." They found him lying on the sidewalk, the worst of the injuries were on his head. The great philosopher Sargent was going to dig in other sands, and to remember that he had a soul, and that one time he enjoyed Mozart, and that he never had memory, for that reason he was happy. Trans. Samantha Forrest |
La ventana Voy a construir una ventana en medio de la calle para no sentirme solo. Plantaré un árbol en medio de la calle, y crecerá ante el asombro de los paseantes: criaré pájaros que nunca volarán a otros árboles, y se quedarán a cantar ahí en medio del ruido y la indiferencia. Crecerá un océano en la ventana. Pero esta vez no me aburriré de sus mares, y las gaviotas volverán a volar en círculos sobre mi cabeza. Habrá una cama y un sofá debajo de los árboles para que descanse la lumbre de sus olas. Voy a construir una ventana en medio de la calle para no sentirme solo. Así podré ver el cielo y la gente que pasa sin hablarme, y aquellos buitres de la muerte que vuelan sin poder sacarme el corazón. Esta ventana alumbrará mi soledad. Podría inclusive abrir otra en medio del mar, y solo vería el horizonte como una luciérnaga con sus alas de cristal. El mundo quedaría lejos al otro lado de la arena, allá donde vive la soledad y la memoria. De cualquier manera es inevitable que construya una ventana, y sobre todo ahora que ya no escribo ni salgo a caminar como antes bajo los pinos del desierto, aun cuando este día parece propicio para descubrir los terrenos insondables. Voy a construir una ventana en medio de la calle. Vaya absurdo, me dirán, una ventana para que la gente pase y te mire como si fueras un demente que quiere ver el cielo y una vela encendida detrás de la cortina. Baudelaire tenía razón: el que mira desde afuera a través de una ventana abierta no ve tanto como el que mira una ventana cerrada. Por eso he cerrado mis ventanas y he salido a la calle corriendo para no verme alumbrado por la sombra. |
The Window
I am going to build a window in the middle of the road so I don’t feel alone. I will plant a tree in the middle of the road, and it will grow before the astonishment of the passersby: I will raise birds that will never fly to other trees, and will stay to sing there amidst noise and indifference. An ocean will grow in the window. But this time I won’t grow bored of its seas, and the seagulls will fly again in circles above my head. There will be a bed and a sofa under the trees so that the fire in its waves may rest. I am going to build a window in the middle of the road so I don’t feel alone. That way, I will see the sky and the people who pass without speaking to me, and those vultures of death that circle above, unable to tear out my heart. This window will illuminate my solitude. I could also open another in the middle of the sea, and only see the horizon as a firefly with its wings of crystal. The world would be far on the other side of the sand, where loneliness and memory live. At any rate, it’s inevitable that I will build a window, and now more than ever, since I no longer write nor go out to walk as I once did under the pine trees of the desert, even though today seems favorable for discovering unfathomable lands. I am going to build a window in the middle of the road. How crazy, they'll say, a window so that people pass and watch you as though you were a fool that wants to see heaven and a lit candle behind the curtain. Baudelaire was right: He who looks in through an open window sees fewer things than he who looks through a closed one. For that reason I’ve closed my windows and I’ve run out to the road so that I don’t see myself lit up by shadows. Trans. Emily Cull |
Viajando en tren
Viajo en tren mirando el mar mediterráneo. Qué delicia esta vista. Aquí comienza el mundo: los ángeles se bañan desnudos en el El caracol avanza hacia la cima sin contratiempos. Un coro de piedras nos canta en el vagón y las rosas se levantan su traje azul para poder ver el océano sin fondo. En el tren mi pobre silencio. Siempre vuelvo con demasiados libros en mis maletas, tarjetas He estado en varios trenes pero este es el más bello. No hay nadie: solo un televisor que no me mira y una luna que no El mar está desnudo y es mi camino. La jauría está lejos de mí, y este aire me limpia con los hilos del horizonte. No hay nadie aquí, mi ojo es una lupa que se escabulle Nunca vi pinos más hermosos, largos y serenos navegan hacia otro Aquí no hay árboles que tumbar, solo párpados que Aquí cantan las piedras enterradas, los muertos que recuerdan los grandes barcos perdidos en alta mar. No hablo de la rosa que flota sino de la rosa que oye el agua. La rosa que es azul y es la grieta, el asta y el cordel del cielo. El cielo nos mira y nos escribe, no necesitamos decirle nada. El cielo tiene flores y habla de otra manera: su fragancia viene de las redes de las islas, de la bruma que irradia el sol cuando abre su boca para abrazarnos. Busco una isla con mi canoa pequeña, desde mi bosque de sombras diviso una llama mientras me ladra el mar. |
Traveling by Train Trans. Junior Ramírez |