La cárcel es la experiencia más grande que yo he tenido, y la más positiva. Yo lo veo así, pues dentro de la cárcel todos estábamos en esa unidad por una misma causa. Sabíamos que no éramos unos criminales. El día lo organizábamos y tratábamos de hacer actividades para no aburrirnos, desde torneos de baloncesto hasta juegos de mesa. Los presos que estaban ahí antes que nosotros, que no había sido por desobediencia civil, eran bien solidarios con nosotros. También había unas campañas de solidaridad fuera de la cárcel bien importante. Fuera de la cárcel había campamentos, te llegaba mucha correspondencia de personas que quizás tú no conoces, pero que te decían "estoy contigo", "sigue así adelante", "eres un ejemplo de lucha". Eso siempre te anima. Y saber cuando uno está haciendo las cosas correctamente y cuando uno tiene el pie derecho al frente es algo que siempre anima uno, y fue para mí una experiencia bien grande. Yo tuve la suerte de estar preso con mi hermano, Armando Torres, quien estuvo treinta días en cárcel, pero yo sólamente pude compartir con él semana y media y para mí eso fue lo más grande porque cuando él llegó a la cárcel, a la primera persona que le pudo dar un abrazo fue a mí, y los dos estábamos llorando de alegría. Mi mamá no estuvo presa pero también fue desobediente civil, y al igual que yo mi primo ahora está en cárcel, y yo ya había estado en cárcel anteriormente con él, y mi primo, Ismael Guada Lucas Torres lo sentenciaron a cuatro meses, y es el último desobediente civil que va a ser liberado. Va a ser liberado el diez de junio.